Si no hubiera sido por que los mayas comenzaran a cultivar el fruto del cacao, incluso se dice que lo llegaron a convertir en moneda comerciando con él en todo el imperio Azteca, no tendríamos hoy este manjar tan apreciado tanto por niños como por adultos.
El origen de este fruto no parece estar tan claro y se atribuye a Colón en su cuarto viaje (1502) que pagaban con una especie de almendra que servía de moneda y además elaboraban una bebida.
Al parecer los primeros que valoraron este fruto y lo probaron fueron los expedicionarios de Hernán Cortes, y es a partir de aquí que existen miles de referencias sobre la preciada vianda.
Existe una moraleja, atribuida a Pedro Mártir de Angleria que dice:
“¡Oh feliz moneda! No solo es una bebida útil y deliciosa sino que no permite la avaricia, ya que no puede conservarse largo tiempo.”
Vistos estos antecedentes históricos de este libertador de endorfinas (feniletilamina) familar directo de las anfetaminas, se dice, que produce euforia y bienestar; además se le atribuyen propiedades antihipertensivas, circulatorias, antiasténicas, estimulante neuronal, antioxidante, etc.
Pero lo que yo quiero transmitir es la pregunta que muchos pacientes hacen con frecuencia:
Doctor ¿el chocolate crea dependencia?
Al chocolate se le atribuye cierto grado de dependencia psicológica, ya que los que lo toman de forma habitual, en cantidades altas, y suspenden el hábito pueden presentar sintomatología como ansiedad, apatía, tristeza, etc
Anteriormente se hizo referencia a uno de sus componentes como la feniletilamina, pero existen otras sustancias como la teobramina y la cafeína que son los responsables de la sintomatología antes citada. Pero ciertos científicos niegan que exista componente psíquico atribuyéndolo solamente al placer de su degustación, no siendo perjudicial en cantidades moderadas, ni el componente físico ni en el psíquico a no ser que exista alguna patología concomitante que lo contraindique.
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